Reconstruyendo la Reputación Online: Una Respuesta a Iván Pino


Desde que la filosofía postestructuralista y postmodernista radical de Jacques Derrida se convirtiera en vaca sagrada del establishment académico hace ya casi tres décadas, no ha habido empresa humana (por muy venerable o respetada) que no hay sido blanco de sus ataques intelectuales y sometida casi siempre involuntariamente (y en muchos casos sin duda de forma provechosa y reveladora) al famoso proceso de ‘deconstrucción’. Muerto hace unos años el influyente filósofo galo, uno podría haber esperado que el ansia descontruccionista hubiera amainado, pero como demuestra el artículo ‘Deconstruyendo la Reputación Online‘ de Iván Pino ese no es el caso, y le toca ahora a esta nueva disciplina a la que me dedico someterse al análisis post-postmodernista de Iván y sus compañeros Angel Alloza y Jorge Cachinero de la agencia de comunicación Llorente y Cuenca en un  que se llega a  plantear incluso si la Reputación Online existe como tal.

Con todo el ruido que abunda en este mundo de la comunicación en Internet, a veces merece la pena pararse a reflexionar un rato,” nos conmina Iván. ¡Y qué razón tiene! Lástima que no lo hagan así la mayoría de nuestras grandes empresas, que siguen demostrando un desconocimiento mayúsculo del medio y cometiendo errores de bulto cuyas consecuencias se traducen en crisis transversales de reputación online-offline que no sólo dañan su credibilidad e imagen de marca sino que provocan la ira de tantos, como desmuestran los recientes casos de Central Lechera Asturiana o Interflora por citar sólo dos. Paradójicamente Iván ha sido uno de los que más ha hecho porque éste no fuera el caso, con una meritoria contribución a la materia en artículos y contribuciones que pueblan la Web amén de su excelente labor de consultoría.

Pero vayamos a las conclusiones de su estudio e intentemos elucidar su validez desde un espíritu respetuoso, constructivo y a la vez crítico. No indica en primer lugar: “En Internet, lo que encontramos son expresiones sobre la empresa que comparten los grupos de interés en las Redes; y que pueden afectar a las percepciones que se conforman de las mismas. Dicho de otro modo, en el término ‘Reputación online’, ‘online’ es causa o fuente y ‘Reputación’ es efecto o resultado,” acompañado de un gráfico que reproduzco aquí para facilitar la comprensión de sus argumentos. Y en el citado estudio se nos apuntilla: “La Reputación de la empresa no está en Internet, sino en la mente de las personas que constituyen los grupos de interés de las empresas.”

Gráfico explicativo de Llorente y Cuenca. Fuente: Flickr

El primero es un argumento desde el punto de vista lógico impecable contra el que no cabe nada que objetar. Lo que quizás parece obviar es que eso es exactamente lo mismo que ocurre en la ‘Reputación Offline’. Lo que nos encontramos en el mundo offline, físico o no virtual son expresiones (que tradicionalmente se vertían en medios de comunicación como la prensa, la radio o TV o de forma más informal en panfletos, pintadas y el tradicional boca a boca) y que igualmente terminaban por afectar a las percepciones que se conformaban de las mismas. Nada nuevo bajo el sol, quizás con una importante salvedad que demuestra una comprensión un tanto limitada del universo online y de sus ‘ventajas’ frente al offline en su segunda afirmación: mientras que el mundo offline las opiniones, expresiones y valoraciones de lo que Pino denomina ‘stakeholders’ o grupos de interés son determinantes, en el mundo digital es la comunidad virtual en su conjunto – pertenezca o no a ese grupo privilegiado por la empresa – la que puede determinar con mucha más celeridad e impacto la reputación de la misma con o sin su permiso.

En otras palabras: no se pueden ya poner puertas al campo y la organización que crea que en Internet su reputación e imagen dependen exclusivamente de ‘las expresiones de sus grupos de interés’ está jugando a la ruleta rusa al infravalorar precisamente la universalidad del medio online. Debido al salto tecnológico propiciado por la World Wide Web, es toda la comunidad virtual en su conjunto la que potencialmente determina la reputación de una empresa, como muchas aprenden tan dolorosamente en escenarios de crisis en los que miles y miles de internautas que no entraban en sus cálculos arruinan las mejores políticas de comunicación corporativa (huelga decir, tradicionales). Es por ello que la flecha que nos ofrece el gráfico indicando que la principal fuente de la reputación es la ‘experiencia directa’ era válida en la era analógica pero insuficiente en la digital. Y así lo han demostrado las movilizaciones masivas que han tenido lugar en algunos de los casos citados por parte de aquellos que no eramos consumidores, seguidores, accionistas ni entrábamos en el radar de la empresa ni bajo ningún concepto bajo el paraguas de ‘grupo de interés’. Como bien dicen los anglosajones, ignore us at your peril.

Para nuestra tranquilidad el estudio concluye (aunque con importantes matices y a regañadientes) que sí existe una Reputación Online propiamente dicha, aunque lamenta que el término genere “la confusión de que existe una reputación propiamente ‘online’, es decir, percepciones, evaluaciones y expectativas exclusivas de la Red, independientes del resto.” Y esta constituye quizás la apreciación más desafortunada del por otra parte interesante y esperanzador PDF de Llorente y Cuenca, que nos informa de su participación en el programa LIMOSINE para mejorar la capacidad de análisis semántico de las expresiones online, algo que todos los que trabajamos directa o indirectamente en reputación online sin duda aplaudimos y apoyamos.

Desafortunada la apreciación digo porque por mucha transversalidad y paralelismos que existan entre la reputación offline y la online (y sin duda los existen), ésta última ocurre en un medio en que las reglas de juego son tan diferentes que las tácticas y técnicas exitosas en la comunicación corporativa predigital que nos enseñaran Argenti y tantos otros que tanto Iván como yo hemos estudiado ya no funcionan y resultan hasta contraproducentes en el universo 2.0. Los avances tecnológicos – como nos recuerda en el caso concreto de Internet y nuestras capacidades cognitivas  en su imprescindible The Shallows – no significan simplemente que podemos emitir las mismas opiniones o valoraciones por otros medios más sofisticados sino que la naturaleza misma de esas opiniones y valoraciones se ve irremisiblemente afectada y que pertenecen ya a otro plano que hemos de valorar, analizar y tratar no sólo con nuevas herramientas sino con nuevas actitudes y un nuevo armazón operativo e intelectual. La Reputación Online y la Offline son hermanas pero desde luego no gemelas, y en ocasiones una parece encontrarse en mucho mejor estado de salud que la otra, aunque sus enfermedades sean alta y rápidamente contagiosas entre ellas.

La Reputación Online existe como una disciplina establecida y diferenciada desde al menos el año 2008 en el que Andy Beal y la Dra. Judy Strauss publicaran su visionario y definitivo Y como ya nos indicaran entonces el monitorizar y gestionar reputaciones online constituye ya una materia que me atrevo a afirmar ningún intento de deconstruccionismo o reacción conservadora por parte de aquellos que siguen sin reconventirse, adaptarse e internalizar el salto evolutivo y el punto de no retorno que ha supuesto Internet y que como el filósofo Ken Wilber ha apuntado ha modificado desde nuestra relación con nosotros mismos hasta sin duda nuestras relaciones sociales y culturales a todos los niveles va a conseguir desubicar. Lo urgente y necesario es precisamente que nuestras empresas se familiaricen cuanto antes con las nuevas técnicas, tácticas y filosofías que impregnan esta nueva disciplina para de esta forma mejorar su reputación e imagen y establecer una mejor y más profunda relación con su auténtico y definitivo ‘grupo de interés’: la comunidad en la que operan y a la que deben servir.

Sobre el Autor

Especialista en comunicación y marketing online y marca personal. Profesor de los Másters en Social Media y Community Manager de la Universidad Complutense y de la UNED y de la Escuela Universitaria del Real Madrid. Consultor en 'Soyunamarca'. Autor de 'De Twitter al cielo'. Aprendo, opino y comparto.


  • Iván Pino

    Hola Óscar, muchas gracias por iniciar este debate tan interesante, y por prestarle tanta atención e interés al contenido de nuestro artículo. He leído con detenimiento tus argumentos y he descubierto que, como suponía, coincidimos en la mayoría de las opiniones.

    Como conoces bien este tema, te has dado cuenta de cuál es el punto clave de nuestra argumentación que no se ha desarrollado lo suficiente en el informe especial, porque realmente merece (y ya estamos en ello) un monográfico completo para explicarlo. Me refiero al concepto de “stakeholder” (grupo de interés) y cómo ha cambiado con el desarrollo de la Web 2.0.

    En efecto, en el Sistema de Comunicación de Masas, ese concepto se asimilaba a representantes formales o cuasi-muestras estadísticas de públicos masivos. En el Sistema de Comunicación en Redes, cualquiera que invierta su tiempo en opinar sobre una empresa, y concite el interés de otras personas en comunidades online, más o menos efímeras, se convierte en stakeholder de una empresa. El concepto se hace mucho más dinámico y requiere, en consecuencia, una gestión todavía más versátil.

    Ahí esta el punto de discrepancia (que no es tal) que señalas en este post. No obstante, sí que me permito insistir en la paradoja que tan bien apuntas. En efecto, creo que no existe una reputación meramente online, sino una sola reputación que reside en las mentes de las personas. Pero esto no es un demérito, sino todo lo contrario, porque  las expresiones que afectan a esas percepciones, cada vez más, se comparten y perciben en entornos de comunicación online. Llevo bastantes años hablando de ello y no hay contradicción en mis palabras.

    Respecto de la fortaleza de la experiencia directa, es probable que no lo haya expresado con precisión. Trataré de explicarme. Seguro que coincides conmigo que la expresión que genera mayor seguimiento y propagación en las Redes procede de la experiencia directa de una persona (su testimonio de un suceso, su queja como cliente o su agradecimiento como usuario …). Eso nunca ha sido tan cierto como desde que esas experiencias pueden expresarse en las Redes con tanta rapidez y facilidad. ¿No te parece?

    Excelente post Óscar. Muy agradecido, de verdad. Abrazos, Iván

    • https://oscardelsanto.com/ Oscar Del Santo

      Gracias por tu respuesta Iván, efectivamente la información que añades aclara mucho más tu postura y la acerca bastante más a la mía. Espero que sigas/sigáis publicando más información de estos temas que nos apasionan y en un sentido nos unen a todos y en los que todos tenemos una importante contribución que hacer.

  • Jordi Teixido

    La reputación es una pero la on line tiene mas capacidad de cambiar la percepción de las personas sobre la marca. Por cierto muy interesante las reflexiones de Ivan y Oscar

  • http://www.grupoibira.com/ Gabriela

    Creo que conceptualmente no se puede diferenciar entre reputación on y offline, es una en si misma y tiene un solo significado, muy distinto es hablar de las técnicas de gestión, del contexto en el que se genera la misma y de su alcance, esto si es diferente en cada una de las realidades, física o virtual, pero reputación es una sola.
    Gracias como siempre

    • https://oscardelsanto.com/ Oscar Del Santo

      Gracias Gabriela. Te pondré un símil: los seres humanos tenemos una salud física y otra mental. Ambas desde luego se engloban dentro de los que podíamos denominar ‘salud’ o ‘estado de salud’, pero pertenecen a diferentes ámbitos y requieres de diferentes técnicas, tácticas e incluso profesionales para tratarlas. Lo mismo defiendo que ocurre con la reputación online, desde mi experiencia como uno de los pioneros en la materia en España. Muchas gracias por tu comentario.

  • Pedro Maiquez

    Qué debate :) 

    Por un lado, me parece muy sugerente la propuesta de Iván de extender la figura de stakeholder a todas aquellas personas que construyen la percepción de marca. Como personas “interesadas” en la compañía, e “interesantes” para la misma.  Probablemente la duda surge en cómo convive eso con la clasificación de hoy en grupos más o menos cerrados (empleados, inversores, clientes, etc.), pero de eso supongo que iremos hablando.

    Por otro lado, sobre la reputación online… primero me gusta que haya debate, y eso se comienza innovando y provocando un poco como hace Iván :) Luego creo que estamos todos alineados (porque es muy intuitivo) en que la reputación tiene un lado que podemos trabajar desde la comunicación (publicidad, periodismo, eventos, publicaciones), una experiencia de cliente real, y la publicación (on o off) de esa propia experiencia. Entre las tres hay un gap a cerrar y además se retroalimentan.

    Lo que digo que soy / Lo que experimentan que soy realmente / Lo que dicen que soy

    Todo eso es reputación en mi opinión, las tres cosas. Cuando hablamos de reputación online pecamos de referirnos sólo a un canal (como puede ser también la prensa, una tienda presencial, un sms…). Lo hacemos porque internet ha transformado la forma en la que funcionan estos tres pilares, aunque en esencia sigamos hablando de lo mismo.

    Pues eso, debate interesante que luego debe seguir en una aplicación práctica: ¿cómo reducimos el gap? Parece que no es una cosa de comunicación sólo, ¿no?
    Abrazos, Pedro

  • Adolfo Corujo

    Excelente reflexión Oscar. Estoy plenamente de acuerdo con tu visión de que la gestión de la reputación a partir del mundo digital exige planteamientos, técnicas, aproximaciones, tácticas y operativas diferentes. Tanto es así que justifica la existencia de toda una disciplina desde un paradigma diferente al que existió hasta la extensión de Internet. A lo mejor no estuvimos afortunados con la expresión que utilizamos. No negamos ese hecho. Simplemente decimos que el resultado final radica en la mente de cada uno de los componentes de las comunidades de stakeholders. Eso nos lleva a afirmar que al final de todos los procesos el impacto se comenta en el cerebro de las personas algo ajeno a los conceptos off y online.
    Tendremos que tomar una café para charlar sobre el tema, sería un autentico placer!

    • https://oscardelsanto.com/ Oscar Del Santo

      Muchas gracias por tu comentario y, aunque no bebo café, estaré encantado de charlar contigo cuando quieras.

  • Fadamoli

    Excelente nota. Un alto nivel académico en el contenido. Coincido plenamente: la reputación Online tampoco excluye la reputación online. Sin embagro, no debemos descuidar este “nuevo mundo 2.0″ que también tiene su influencia. 8 de 10 usuarios creen más en los comentarios sobre la marca, que en la marca misma. No hay que descuidar el mundo virtual. :twitter  

  • Joaquin Requejo

    Bien. He leido tanto el blog de Iván Pino como la respuesta u opinión de Oscar. También leo los comentarios del primero acerca del post de Del Santo.

    Para mi, bajo una humilde opinión cualquiera, la reputación está ya tan superpuesta que ya no hablaría, en estos términos tan genéricos que nos competen, de reputación on y off. Sino de Reputación en general. Porque los estándares han cambiado, como bien apunta Oscar. Las reglas del juego también han cambiado y lo mismo debemos tener cuidado con nuestros clientes o grupos de interés o círculos de posibles clientes que con los contactos de éstos. Porque ahora un individuo puede mover un colectivo formado por su entorno social, que podrán dañar la reputación en el entorno online y afectará sin duda, al entorno off.

    Es algo que debemos despertar en las empresas y en nosotros mismos. Que esto ya no tiene vuelta atrás y ahora debemos saber defendernos en uno u otro lugar.

    Referente a las métricas para medir la reputación que apuntaba Pino en su blog, no es algo cuantitativo sino cualitativo. Podemos tener una valoración más o menos positiva acerca de la percepción, estima o consideración que tengan sobre nosotros, pero no podemos decir “Tengo 1.000 puntos”. Tampoco un porcentaje real, puesto que somos tan “capullos” que sólo hablamos de una empresa para ponerla a parir. (Muy exquisito tiene que ser el servicio para lanzar una buena crítica en la red) y no tendríamos cifras reales.

    Y sintiendo mi rollo, que os he aburrido seguro, se me quedó un buen sabor de boca al leer a DS.

    Gracias a Iván y a Oscar.

    • https://oscardelsanto.com/ Oscar Del Santo

      Gracias a ti por compartir tus impresiones