El Jardín Zen de Tu Marca
- 14th Saturday 2012
- Estrategia Online,Personal Branding
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Ya seas una recién licenciada a punto de unirte al ingente número de los que buscan su primer empleo, un cincuentón que busca reinventarse a sí mismo o te encuentres en cualquier otro estadio de tu vida, el personal branding puede ser la clave para que tomes las riendas de tu desarrollo personal y profesional y consigas tus objetivos sin en ningún momento renunciar a tu idiosincrasia y a aquellos elementos diferenciales que hacen que ‘tú seas tú’. Y para ello es imperativo que no te dejes tentar por los muchos cantos de sirena que abundan en nuestro país y sigas alguno de los modelos consistentes, demostrados y avalados por los mejores: como por ejemplo el del o el detallado por en ‘‘ con sus de descubrimiento, configuración, comunicación y finalmente el proceso continuo de gestión de tu marca personal.
Esta última fase representa un desafío y un compromiso para muchos de nosotros que no siempre aceptamos de buena gana. Aunque los dos primeros ciclos suelan ser emocionantes y hasta divertidos – cuando primero descubrimos el apasionante mundo del personal branding, surge ante nuestros ojos una cornucopia de casi infinitas y prometedoras posibilidades – es de hecho la destreza en el cuarto la que eventualmente nos garantizará la buena salud de ‘esa marca llamada tú’ (en la acertada expresión de ) y el cumplimiento de sus objetivos. Y, contrariamente a lo que podríamos pensar, la gestión de nuestra marca no tiene por qué convertirse en una tarea tediosa y puede resultar al final una actividad tan gratificante como el cuidar de un jardín Zen (o cualquier otro jardín de nuestro agrado).
Imagen: , Flickr
Los árboles frutales pasan por sucesivos ciclos estacionales, y al igual que ellos nuestra marca requiere de nuestra atención y cariño constantes. Es nuestra responsabilidad como hortelanos asegurarnos que nunca les falta ni la fuerza, ni el abono ni el vigor necesarios para dar fruto que podamos recolectar cuando llegue la maduración. Debemos comprender en este sentido que los resultados no son siempre inmediatos y que nuestras estrategias dan fruto en su momento: la paciencia y la perseverancia son virtudes necesarias, y ¡hemos de permanecer flexibles y atentos para asegurarnos de que ningún pajarraco se lleva la codiciada fruta de debajo de nuestras narices! (si ves de forma repetida que otros consiguen ese anhelado ascenso o puesto de trabajo y tú no, tomátelo como una indirecta muy directa de que ha llegado la hora de variar el rumbo o la estrategia de tu marca).
Si el jardín de tu marca es de tipo Zen, tendrás que preocuparte también de elementos ornamentales y de las proporciones adecuadas para conseguir el efecto deseado. Agradables a la vista y edificantes para nuestro espíritu, los jardines Zen son un testimonio vivo no sólo de las mentes artísticas y creativas que los diseñaron, sino del cariño de sus solícitos jardineros. No puede haber espacio en ellos para el desarreglo, la fealdad, la desproporción y no digamos nada de hierbajos invasores. Como una marca bien trabajada, todos sus elementos cooperan de forma harmoniosa para producir un resultado holístico que nos trasporta a ese estado de mente sereno y meditativo que buscamos. ¿Cuál es la impresión desapasionada que producen los diversos elementos (vídeos, fotos, perfiles, tu página) que configuran tu marca? ¿Consiguen captar la atención y mantenerla? ¿Denotan orden, planificación estratégica y concierto o por el contrario la acumulación sin sentido de elementos dispares producto de las prisas o el descuido?
Uno de los aspectos cruciales de casi todos los jardines Zen es el agua que fluye, bien de forma natural en una fuente o estanque o aludida en las características camas de tierra trabajadas por el rastrillo. Y no creo que exista un símbolo más apropiado de la agilidad y flexibilidad que requiere la gestión de nuestra marca. Al igual que el agua consigue abrirse camino a través de los terrenos más dificultosos, estamos llamados a ocupar un nicho para nuestras marcas en un ambiente a veces saturado y altamente competitivo en el que los valores y la sustancia no son siempre apreciados inmediatamente. Por eso podemos ayudarnos a nosotros mismos colocando estratégicamente piedras, flores, tierra o gravilla para resaltar el paisajismo que deseamos alcanzar (¿estás por ejemplo usando el poder del ‘storytelling‘ para reforzar los mensajes clave de tu marca?).
El cuidadoso podado, rastrillado y ordenado de nuestro jardín Zen es una poderosa metáfora de esa crucial cuarta fase en el desarrollo de nuestra marca personal que ninguno debemos ignorar. Te desafío a que recojas las hojas caídas, coloques nuevos faroles, pienses en qué elementos ornamentales faltan y añadas todo lo necesario para acicalar tu experiencia de marca. El jardín nunca duerme y aunque parezca lo contrario tu marca tampoco: asegúrate de no parar hasta que te sientas agusto con ella y su simbolismo inherente represente al auténtico ‘tú’. Al fin y al cabo, es tu espacio.
Sobre el Autor
Especialista en comunicación y marketing online y marca personal. Profesor de los Másters en Social Media y Community Manager de la Universidad Complutense y de la UNED y de la Escuela Universitaria del Real Madrid. Consultor en 'Soyunamarca'. Autor de 'De Twitter al cielo'. Aprendo, opino y comparto.